Café Sánchez de origen, versión Tres Ríos
Un viaje en el tiempo por el valle rodeado de montañas
Probablemente un día, cuando estés tomando tu primera taza de café de la mañana, vas a experimentar un viaje en el tiempo. Un viaje por el valle de Tres Ríos, rodeado de las montañas siempre verdes.
Es la magia del café Sánchez de origen, versión Tres Ríos.
Sonidos de pies, carretas y caballos
Imaginen un mundo sin carros. No hay celulares y tampoco teléfonos. No hay televisión.
Es el mundo con la cara recién lavada que despierta para vivir un día más.
A lo lejos se oye el traqueteo de una carreta que es llevada por bueyes con un paso cansino.
Silencio! El ruido parejo de la carreta… De pronto, unas risas se van acercando.
Las montañas se quitan su traje de noche. Sueltan a la niebla y se cubren con el sol. Las gotitas de agua brillan en las hojas de los cafetales y varios pies descalzos se acercan a los cafetos.
Voces mezcladas de mujer y de hombre. De vez en cuando, un niño. Todos tienen en sus manos sendos canastos en donde van poniendo el grano de oro. Un grano de café de un valle rodeado de montañas que vibran en el silencio que es la voz de Dios.
Conforme avanza la mañana, los cogedores de café aumentan los murmullos y cada uno cuenta una historia. Son historias de amor y de miedo, creadas por ellos, que aman la vida del café.
Luego, una pausa. Todos se sientan en el suelo haciendo un círculo. Sacan sus termos llenos de humeante café que acompañan con tortillas con queso.
Ríen. Se sienten cerca uno del otro. Hablan. Se cuentan sus cosas. Y al hacerlo, se miran a los ojos. Comunicación pura sin la distracción de aparatos que ahí estarían fuera de lugar.
La magia sigue su rumbo. Los rayos perpendiculares del medio día le dejan el paso a las sombras de la tarde. El último grano de café cae en los canastos.
Los cogedores de pies descalzos se acercan en grupos al camino polvoso, para llevar el grano hasta el patio del beneficio. La carreta los espera.
De pronto, unos pasos resuenan en el polvo. Unos pasos que se acercan. El mandador de la finca en su caballo saluda a los trabajadores y se aleja.
Un pájaro que canta les cuenta la maravilla de la vida y los trabajadores vacían el café.
Con los canastos vacíos, emprenden el regreso a sus casas. Van cansados pero contentos.
Cada uno piensa en lo que va a comprar cuando le paguen al terminar la semana.
El silencio se mezcla con las risas y poco a poco se escucha el canto de los grillos que anuncian a la luna en el cielo.
Café Sánchez de origen, versión Tres Ríos… la magia del tiempo en un café