Estoy cansada de andar con cuidado todo el tiempo para que no me censuren. No poder expresar lo que siento y pienso. Pero hoy le pongo un hasta aquí.
Nunca en mi larga vida he sido testigo de tanta incongruencia. Han invertido todos los valores humanos. Y lo han hecho al amparo de la salud. No puedo creer que hayan convertido el término “vacuna” en un arma de doble filo: si te la pones tu salud está en riesgo y si no te la pones, es tu libertad la que corre peligro.
No soy antivacunas que quede claro. Estoy en contra de que me obliguen a ponerme una sustancia que no protege para la que supuestamente fue creada, pero que sí provoca efectos adversos serios.
¡Ah! Pero esto no se puede decir porque entonces sos antivacunas…
Estos términos (antivacunas, negacionista, teórico de la conspiración), son de lo más ilógicos. A ver, por ejemplo, “conspiracion”. ¿Qué significa? Significa “respirar con”. Eso significa. Cuando un grupo se une para conspirar generalmente lo hace para crear un daño que sirve a sus intereses. ¿Quiénes conspiran aquí y ahora en este mundo? Los que tienen el poder . Los dueños de los medios, de las instituciones, de las farmas…
Ellos son los negacionistas porque pretenden negar nuestros derechos. Ellos son los antivacunas al apropiarse del término para crear una sustancia que no es una.
Y ellos son los de la conspiración que lleva cientos de años planeando dañarnos. Son los dueños del sistema. Son nuestros enemigos.
Y los que protestamos no estamos conspirando. Cada uno de nosotros hemos ido despertando porque hemos investigado, hemos dudado, hemos tratado de verificar, hemos estudiado.
Despertamos. Ya no pueden vendernos política, medicamentos, ideologías, religiones… Nada. Por eso no nos quieren.